Sopar a casa del solter McKee 

Autora: Brenda Garret. Editorial Joyce&Joyce. 1234 págs. 

 

 

Años 40. En Armshood, un diminuto y bucólico pueblecito de la campiña irlandesa, nueve personajes que fingen no haberse visto antes, coinciden por diversas circunstancias (un neumático pinchado, un parto, una confusión, una apuesta...) en casa de Johnny McKee, el único soltero de la población. Uno a uno se van presentando y se quedan a cenar. Durante la larga velada (atrapados bajo una tormenta de nieve, con lobos aullando fuera) todos cuentan la historia de sus rocambolescas vidas, que incluyen amores mágicos, expediciones al Ártico y hasta relatos de fantasmas. De pronto, oyen por radio la noticia del asesinato del padre de McKee, cuyo cadáver ha aparecido brutalmente descuartizado a los pies del monumento al castor desconocido de la plaza del ayuntamiento. Y lo que parecía una serena radiografía de la condición humana (en la línea de los grandes maestros rusos), se transforma sin aparente razón en un burdo, lamentable  y vomitivo plagio de la peor Agatha Christie, arrancando al lector de su sopor y no soltándolo hasta que termina el libro. Esto ocurre a partir de la página 475, por si algún lector inculto (que los hay) opta por saltarse la buena literatura del principio e ir directamente al meollo.